El sector de las telecomunicaciones vive un momento convulso y la que fuera una de las industrias más sólidas de España y Europa en general hoy se enfrenta a un terremoto de dimensiones aún por determinar.
Telefónica, el mayor operador de España y uno de los más importantes del mundo, se fue a dormir el martes con el susto en el cuerpo después de que STC Group, la mayor teleco de Arabia Saudí, anunciase por sorpresa la compra del 9,9% de la española, lo que le convierte a esta empresa controlada por el Estado saudí en su mayor accionista.
No hace mucho, Vodafone también hacía saltar las alarmas con el anuncio de un ERE a nivel internacional justo después de sus últimos resultados económicos. Esta medida le costará el puesto a 11.000 de sus empleados en medio de un contexto económico complejo para la empresa, que hará una revisión estratégica de su división en España.
En medio de todas estas réplicas, en realidad el terremoto de las telecos españolas tiene unas raíces muy profundas que se explican por los cambios que lleva viviendo el sector en el último lustro y, en especial, en los últimos 2 años.
Ingresos en caída libre en los últimos años
Los 3 grandes operadores del mercado español —Telefónica, Vodafone y Orange— son un ejemplo perfecto de cómo el sector no se encuentra en su mejor momento si miramos a sus cuentas económicas.
Vodafone representa el caso más claro de todos, ya que la división española del operador británico alcanzó su cenit en 2018, con casi 5.000 millones de euros en ingresos, pero desde entonces estas cifras han ido descendiendo de forma progresiva y el último año fiscal facturó 3.907 millones de euros.
Orange es un caso casi idéntico. El último año completo consiguió 4.237 millones de euros en ingresos en España, una caída progresiva con respecto a los años anteriores, ya que su punto álgido también llegó en 2018, cuando facturó 5.349 millones solo en nuestro país.
Telefónica es el gran operador que marca ligeramente la diferencia. Facturó 12.497 millones de euros en España en 2022, y lleva 2 años creciendo en este apartado. La comparación con respecto a 2018 tampoco deja tan mal parada a la corporación presidida por José María Álvarez-Pallete, ya que fueron de 12.706 millones.
Telefónica estaba casi en su valor en bolsa más bajo en años: las telecos europeas están débiles
Una compra como la que ha protagonizado STC Group en septiembre de 2023 habría sido imposible hace unos años porque las acciones de Telefónica tenían un precio muy superior al actual.
Cuando se anunció la entrada de STC en el accionariado de la compañía de Álvarez-Pallete, sus títulos cotizaban a 3,75 euros, lo que aunque representa uno de los peores momentos históricos de la compañía en los parqués, solo superado por el año 2020, cuando durante la pandemia sus acciones bajaron por debajo de los 3 euros.
Esto supone una tendencia negativa para el operador español, cuyos títulos en 2007 lograban situarse por encima de los 22 euros y que en el año 2000 cotizaba muy cerca de los 30 euros.
Y un descenso prácticamente constante desde el año 2017 que ha facilitado el movimiento del operador saudí. ¿Cómo explicar ese desplome? Las investigadoras del Real Instituto Elcano Judith Arnal y Raquel Jorge publicaron hace apenas unas semanas un amplio análisis sobre cómo se ha llegado hasta aquí y lanzaban varias propuestas al respecto.
Arnal, al teléfono, abunda en que la cotización de las telecos europeas ha caído, y si se compara con la cotización de las grandes tecnológicas no hay color. «Aquí la gente podrá decir que los modelos de negocio de una empresa de telecomunicaciones y de una gran tecnológica no tiene nada que ver», asume.
Por eso también hace el ejercicio de comparar cómo ha fluctuado la cotización de las telecos europeas con las telecos estadounidenses y canadienses. Tampoco hay comparación posible: «Allí la cotización ha sido mucho mejor que en Europa». «Eso hace que obviamente las empresas europeas sean una diana más fácil para adquisiciones de este tipo», resume.
La amenaza del low cost tiene nombre y apellidos: Digi Mobil
No se puede ignorar que una de las grandes causas del peor estado de las grandes operadoras de telecomunicaciones es la pujanza de las compañías low cost, que aunque en algunos casos tienen red propia, en la mayor parte de los casos usan las redes de las 3 grandes operadoras gracias a la regulación del mercado.
El caso más claro es el de la operadora rumana, Digi, que ya es quinta en el mercado español, solo por detrás de los 3 grandes y de una MásMóvil que cuenta los días hasta su fusión con Orange España.
Digi lleva mes tras mes siendo líder en portabilidades, es decir, en clientes que gana a costa de otras compañías, generalmente los 3 líderes. A base de precios bajos, ya ha conseguido una importante base de más de 5,7 millones de usuarios en España, y solo en lo que llevamos de 2023, hasta agosto incluido, logra 757.400 portabilidades, un 30% más.
La importante sangría de clientes frente a las operadoras low cost y sobre todo el impacto en el mercado de sus tarifas convergentes está reduciendo la capacidad del resto de los actores para conseguir beneficios y a la vez aportar valor añadido.
Fuentes del sector incluso temen que la estrategia de Digi lleve a todo el sector a pérdidas, y más ahora tras conocerse recientemente que el operador de origen rumano competirá por los remedies de la fusión de Orange y MásMóvil y podría hacerse con más red a precio de coste, aunque asegura que a cambio de invertir 2.000 millones en España, como recoge El Mundo.
La transformación de las redes avanza más lentamente de lo esperado
Uno de los puntos que están afectando al rendimiento de los operadores en España es el despliegue de las últimas redes. Mientras que la fibra óptica se sigue demostrando como un negocio rentable por los mayores costes de servicio, la conectividad móviles es otra historia.
El 5G, o la red de datos móviles de quinta generación, avanza a un paso más lento del esperado inicialmente. Desde el comienzo del despliegue comercial en el año 2019, el 5G no ha logrado ser un motor para que los operadores ganen clientes como sí lo fueron el 4G y las tecnologías anteriores.
Y además, la instalación de estas redes está resultando un proceso costoso en el que las grandes compañías están desembolsando millones de euros a los que posteriormente.
Por este motivo, al que se suman los coletazos de la pandemia de COVID-19, las últimas subastas de frecuencias relacionadas con el 5G han sido un fracaso, y de los 105 millones que esperaba conseguir el Gobierno, finalmente los operadores solo ofrecieron 36 millones.
Las telecos, en guerra con las tecnológicas por el reparto justo
El elevado coste del despliegue de la red, de la que después se benefician los operadores sin una propia, es uno de los pilares de la una de las mayores reivindicaciones de la industria de telecomunicaciones española y europea en los últimos tiempos: que las tecnológicas paguen una cuota por la red.
Los operadores denuncian que alrededor del 60% del tráfico de internet en Europa procede de un pequeño número de servicios digitales pertenecientes a gigantes tecnológicos como Meta, Google, Netflix y TikTok.
Por ello, los operadores europeos han presentado una propuesta a la Comisión Europea para que las plataformas tecnológicas también contribuyan al despliegue de las redes que usan sus usuarios si abarcan más de un 5% de la red en momentos de pico.
Anteriormente, la Comisión Europea se mostró receptiva ante esta idea, convocando una consulta pública a todos los miembros implicados en el sector, que concluyó el pasado mes de mayo.
Bruselas aún tiene que mover ficha en este apartado, que es una exigencia histórica del sector, y se espera que se pronuncie antes del final de 2023, aunque algunos expertos ya vaticinan que no sucederá —la Comisión está centrada en la implantación efectiva de sus nuevos reglamentos digitales y la culminación del Reglamento de la IA, y las elecciones serán en mayo de 2024—.
Además, Judith Arnal, del Real Instituto Elcano, recuerda que uno de los principales valedores del debate del fair share ha sido el comisario de Mercado Interior en Bruselas, Thierry Breton. «Veremos en qué posición está Breton en una futura Comisión Europea», avanza.
El sector vive un proceso de concentración aún en marcha
Los cambios que afectan al sector de las telecomunicaciones no han pillado a las compañías inmóviles, sino que la industria ha ido dando pasos en los últimos años hacia una mayor consolidación en torno a un menor número de empresas.
En España se han producido importantes movimientos en los últimos años que han ido reduciendo el número de actores en este mercado.
Un caso significativo es el de la OPA de MásMóvil al operador Euskaltel. Esta oferta amistosa cuajó en 2021 por un valor de más de 1.965 millones de euros, dando como resultado un grupo con capacidad para facturar 2.700 millones de euros anuales…
Pero MásMóvil no tardó en volver a ser protagonista el año pasado, cuando se dio a conocer el plan para la fusión del operador con Orange España para crear un gigante de la telefonía valorado en 18.600 millones de euros.
Esta operación, una de las más importantes en el sector, aún tiene que ser aprobada por la Comisión Europea, que ya ha avisado de que teme, que la operación aumente los precios al reducir la competencia. Se espera que la decisión tenga lugar este otoño, y es probable que conlleve remedies, es decir, la obligación de vender a un cuarto operador parte de su red.
Antes de ellos, los casos de concentración en el sector de telecomunicaciones no son precisamente escasos: Vodafone compró Ono en el 2014, mientras que MásMóvil se hizo antes con Yoigo, en el 2016, solo por citar 2 de los casos más célebres.
Precisamente las investigadoras de Elcano, Judith Arnal y Raquel Jorge, veían con preocupación en su análisis esta situación. Arnal explica que le «preocupa» que la operación de fusión entre Orange y MásMóvil se haya pospuesto sine die. «Necesitamos procesos de consolidación para tener unas empresas de telecomunicaciones más fuertes».
El contexto geopolítico está cambiando y eso ya es un toque de atención para Bruselas
En el análisis de Judith Arnal y Raquel Jorge para el Real Instituto Elcano se desgranan propuestas pero también se abundan en las causas que han llevado al sector teleco europeo a la situación actual. Por eso, Arnal explica a Business Insider España que la entrada de los saudíes en la teleco española también puede servir como un toque de atención para Bruselas.
En su análisis se destaca la falta de consolidación del sector. Si en Europa hay que tener 4 telecos por cada país miembro, es evidente que muchas firmas europeas no se podrán medir con las gigantes estadounidenses. Pero va más allá de la cuestión de la concentración o de otros debates como el fair share.
«Otro tema es la normativa», señala la investigadora de Elcano en una entrevista con Business Insider España. «La normativa de la Unión Europea es de los años 90, cuando se liberalizó el sector. Era una normativa que se centraba en garantizar unos precios asequibles a los consumidores».
«El panorama y el entorno de negocio ha cambiado muchísimo y ya no estamos en un momento de liberalización, sino en un momento en el que el sector tiene que llevar a cabo muchas inversiones. Aquí entran otros debates, como los bloqueos a las ayudas de estado, por ejemplo. «Tendría sentido reformar la normativa».
Todavía no es demasiado tarde y la entrada de los saudíes puede ser un gran toque de atención para el mercado europeo. La propia Telefónica ya lanzaba sus propuestas el pasado mes de mayo en el marco de la presidencia española del Consejo de la Unión Europea, las puedes ver aquí.
Y es que el contexto geopolítico lo marca todo. Arabia Saudí ha sido invitado a los BRICS, la economía global está configurando nuevos bloques. Los saudíes habían sido históricamente aliados de EEUU, pero la situación está virando. «Me tranquilizó que la propia compañía dijera que no tenía interés en influir en la marcha de la compañía», apunta Judith Arnal.
«Pero obviamente uno puede decir eso y luego actuar de otra manera», continúa.
«Hay que ser prudentes y esperar y ver. Es una muestra de que una situación de debilidad de las empresas estratégicas invita a que terceros países entren. Pueden entrar de una manera amigable, con una perspectiva de desarrollo de negocio, que ojalá sea este caso, pero pueden darse otras circunstancias», asevera la investigadora.
«Es una llamada de atención a echar un paso atrás y ver en qué situación quedan nuestras empresas en un contexto geopolítico que ya no es el de la globalización de hace unos años».
Mientras, Telefónica está en pleno proceso de reconversión tecnológica
Telefónica tampoco está parada en su impulso por competir en un mercado cada vez más complejo, sino que ha sido uno de los operadores que ha llevado la voz cantante a la hora de realizar una reconversión tecnológica.
El operador español ultima la preparación de su nuevo plan de transformación, que presentará el próximo mes de noviembre y que abarcará el periodo desde 2023 hasta 2026.
La compañía ya adelantó que la tecnología sería muy importante en este proceso como parte de su participación en el último Mobile World Congress de Barcelona, en el que la GSMA, organización mundial de las telecos que preside precisamente José María Álvarez-Pallete, presentó Open Gateway.
Este plan softwariza las redes de telecomunicaciones y las abre a terceros, de forma que los desarrolladores de aplicaciones puedan crear sabiendo que las redes también se adaptarán a sus necesidades. Se prevé que el 60% de las redes del mundo serán programables.