¿Sabes qué es lo gracioso del fracaso?
Se anuncia a gritos antes de llegar.
Me explico…
Cuando alguien está a punto de darse el batacazo con su negocio, suele:
- Contarle a todo el mundo sus «increíbles planes de negocio» (en vez de currar en ellos)
- Bajarse 47 apps de productividad (en vez de producir algo)
- Crear horarios perfectos para «algún día» (en vez de empezar hoy)
- Escribir posts emotivos en LinkedIn sobre su «viaje emprendedor» (mientras su cuenta bancaria acumula telarañas)
- Pagarle a un psicólogo para analizar por qué «no puede arrancar» (en vez de simplemente arrancar)
- Stalkear con rabia a su competencia exitosa (en vez de construir su propio éxito)
¿Te suena algo de esto?
No me preguntes donde.
Pero hace un tiempo saqué una idea de un libro.
Una idea de esas que se quedan grabadas.
Una idea de esas que son una bofetada.
El éxito no se compra, se alquila.
Y el alquiler vence CADA DÍA.
¿La única forma de pago que acepta?
Acción.
- No planear tomar acción.
- No hablar de tomar acción.
- No bajarte apps sobre tomar acción.
Solo. Pura. Acción.