Cada vez más programas ofrecen la reapertura de bares en zonas rurales como motor económico para atraer y fijar población. De hecho, algunas de las grandes cerveceras, como Mahou San Miguel, Heineken España o Hijos de Rivera (Estrella Galicia), han comenzado a ofrecer formación, asesoría o ayudas a los emprendedores que estén interesados en reactivar negocios o facilitar el relevo generacional en municipios pequeños.
Según Cerveceros de España, más de medio millón de personas viven en municipios con uno o ningún bar, muchos de ellos en riesgo de cierre por falta de continuidad al frente del negocio. Así, la patronal del sector estima que hay 1.321 pueblos sin bar en todo el país y otros 2.669 con uno solo. Y alerta de que esta tendencia erosiona la cohesión social y merma el atractivo del medio rural para nuevos pobladores.
Un bar cerrado en un pueblo implica mucho más que la pérdida de un negocio. Supone también la desaparición de uno de los pocos espacios públicos que mantienen viva la convivencia diaria. De ahí que las cerveceras empiecen a entender el bar no solo como punto de venta, sino como eje comunitario. Aunque recuerden a los interesados en reabrir uno de estos bares que, en estos municipios, la cerveza represente hasta el 40% de la facturación media del local.
Mahou busca reabrir bares, ofreciendo formación y acompañamiento
Mahou San Miguel ha lanzado BarLab Rural junto a la organización AlmaNatura. El programa se dirige a municipios de menos de 5.000 habitantes y ofrece formación práctica, mentorización y contacto con locales cerrados a quienes se animen a darles una segunda vida, reabriéndolos como negocios viables en el entorno rural.
Pueden acceder personas entre 20 y 65 años interesadas en gestionar bares rurales, sin necesidad de experiencia previa. Eso sí, deben estar dispuestas a residir en el pueblo si el proyecto lo exige. El programa busca también facilitar el relevo generacional en la hostelería rural, en el que muchos locales cerraron por falta de sucesión familiar.
La primera edición se desarrolló en Castilla y León y Castilla-La Mancha. Contó con una decena de proyectos seleccionados y formación online y presencial en áreas de negocio como la atención al cliente, las finanzas y la sostenibilidad.
La Fundación Mahou mantiene además el programa Emplea Rural. Forma a jóvenes en hostelería con FP dual en zonas con baja densidad demográfica, con tasas de inserción laboral que están por encima del 80%.
Heineken ha vinculado sus ayudas rurales a desastres y campañas sociales
Por su parte, la cervecera de origen neerlandés Heineken ha destinado más de 850 millones desde 2020 a reforzar el sector hostelero. Parte de ese esfuerzo se ha dirigido a ocuparse de bares rurales que han sufrido cierres o pérdidas de clientela.
Con la iniciativa Fuerza Bar reactivó el consumo en zonas dañadas, como la Dana de 2024 en la zona del Levante. Allí puso en marcha la ruta Tornar FuerzaBar con acciones de visibilidad para atraer clientes a más de 150 bares.
Además, la Escuela de Hostelería Cruzcampo ofrece formación gratuita. Y a través del Aula Abierta, Heineken brinda material formativo sobre gestión, atención y rentabilidad.
Con sus marcas, esta cervecera ha vinculado acciones locales con promociones: desde sorteos hasta experiencias gastronómicas, con lo que busca que el bar rural siga siendo espacio de cohesión y dinamismo económico.
Estrella Galicia combina cultura, sostenibilidad y desarrollo local
La gallega Hijos de Rivera ha apostado por reforzar la identidad rural. Lo hace con programas como Cervecerías Circulares, que enseñan a reducir el consumo y residuos sin coste. También ha creado A Nosa Verbena, una iniciativa para recuperar fiestas populares. Elige aldeas gallegas y las apoya en la organización, dinamizando la economía local a través de eventos.
Además, colabora en la Cátedra de Desarrollo Rural promovida en el Senado. Esta participación institucional busca llevar propuestas desde el sector privado al legislativo.
En digitalización, impulsa el programa The Hop para bares y startups. Las soluciones seleccionadas incluyen tecnología útil para negocios de restauración en zonas pequeñas.
Algunas microcerveceras artesanales actúan como motores rurales locales
Aunque con algo menos de recursos, varias cerveceras artesanales españolas impulsan también iniciativas concretas para sostener la hostelería rural en sus zonas de influencia:
- Cerveza Mica, de Burgos, basa su actividad en la cebada local. Ha apostado por el enoturismo cervecero y empleo directo en municipios con menos de 500 habitantes.
- Cervezas Borda, en Aineto (Huesca), forma parte de un proyecto de repoblación. Produce a escala pequeña y refuerza la economía circular en su propia comunidad.
- Eresma, en Segovia, lanzó en su momento la campaña #SaveTheBar. Ofreció apoyo económico a más de 30 bares rurales en áreas muy despobladas de la provincia segoviana.
En general, muchas microcerveceras integran producción, hostelería y sostenibilidad. Aprovechan productos de proximidad y modelos compartidos que permiten arraigo rural. Varias de estas iniciativas ayudan además a asegurar el relevo generacional en pueblos donde la actividad económica envejece o desaparece.