La atención, la memoria y la flexibilidad cognitiva son componentes esenciales de la inteligencia. Explora estas y otras herramientas que utilizamos para adaptarnos al mundo que nos rodea.
Las habilidades cognitivas son las herramientas de tu mente que ayudan a comprender, aprender y resolver. Te permiten entender el mundo que te rodea y tomar decisiones inteligentes en él.
Dentro de las más importantes, encontramos capacidades como la atención, el lenguaje, el razonamiento y la toma de decisiones. Acompáñanos a indagar en cada una.
Habilidades cognitivas: esenciales para procesar la información de nuestro entorno
Formamos parte de un ambiente saturado de información. Estímulos, imágenes, sensaciones que nos rodean de modo constante. En este contexto, entran en juego las habilidades que nos permiten absorber todos estos datos y saber qué hacer con ellos.
La psicología cognitiva compara la mente humana con un ordenador. Ambos sistemas reciben, codifican, almacenan, manipulan y transforman información para generar respuestas y acciones.
Teniendo lo anterior en cuenta, las capacidades cognitivas son la base de nuestro aprendizaje y de cómo procesamos y respondemos a lo que experimentamos en la vida.
¿Cuáles son las habilidades cognitivas básicas?
Son competencias cognitivas básicas los fundamentos sobre los que se construyen las habilidades más avanzadas. Se desarrollan más temprano y proporcionan la base para el aprendizaje y el funcionamiento en la vida diaria. Exploremos las más importantes.
1. Atención
Es la capacidad para concentrarse en estímulos específicos, mientras se filtran distracciones. Por ejemplo, cuando lees un libro e ignoras los sonidos que provienen del exterior para concentrarte en la trama, empleas esta habilidad. Ahora bien, aunque la atención puede ser sostenida, no es infinita. Es como una batería que se agota con el uso y necesita recargarse mediante descansos.
2. Lenguaje
Se trata de una de las características más distintivas de los seres humanos. Es nuestra capacidad única para comprendernos y comunicarnos mediante el habla, la escritura, los gestos e incluso el lenguaje de señas. A través de sistemas de signos y sonidos, interactuamos entre nosotros y compartimos ideas, emociones y conceptos.
3. Percepción
Captamos la información del mundo que nos rodea y le damos sentido en nuestro cerebro a través de la percepción. Por ejemplo, cuando miras y tocas una manzana, no solo identificas su forma, color y textura, sino que también reconoces que es una fruta comestible.
4. Memoria
La memoria es la función cognitiva que nos permite retener, almacenar y recuperar información. Es esencial para el aprendizaje, la toma de decisiones y la construcción de nuestra identidad y experiencia personal. Existen diferentes tipos de memoria, cada uno con una función específica.
Habilidades cognitivas más complejas
Comparadas con las básicas, cuando las capacidades cognitivas son más complejas involucran procesos mentales más sofisticados y pueden requerir un mayor nivel de experiencia, conocimiento o madurez. Veamos las siguientes.
5. Razonamiento
Nuestro razonamiento es el más complejo entre todas las especies. Por ello, nuestra capacidad de pensar de manera lógica, analizar información y sacar conclusiones es considerablemente más avanzada en comparación con otros animales. El pensamiento puede ser inductivo, deductivo o hipotético-deductivo.
Un dato interesante: tal como sugiere una investigación publicada en Journal of Science and Research, la práctica en la resolución de problemas matemáticos es fundamental para el desarrollo de nuestro razonamiento, así como de otras habilidades cognitivas.
6. Funciones ejecutivas
Estas son un conjunto de capacidades cognitivas superiores. Si nuestra mente es una orquesta, las funciones ejecutivas son el director. Supervisan y coordinan diferentes procesos mentales para lograr metas y objetivos. Algunas de ellas son las que pasamos a detallar.
Planificación
Planificar es como hacer un mapa para llegar hacia donde queremos. Esta capacidad implica establecer metas, diseñar un plan de acción para alcanzarlas y organizar los recursos necesarios. Por ejemplo, si quieres hacer un viaje, planificarías cuánto dinero necesitas, cuánto puedes ahorrar cada mes y cómo hacerlo.
Metacognición
A través de la capacidad metacognitiva reconocemos qué sabemos (nuestros puntos fuertes) y qué no (nuestras áreas de mejora), lo cual es valioso para el proceso de «aprender a aprender». Por ejemplo, podrías notar que te distraes con facilidad mientras estudias, así que decides cambiar de entorno para mejorar tu concentración.
Toma de decisiones
Supone pensar en las opciones, evaluar las consecuencias y elegir la mejor alternativa en función de nuestros objetivos y valores. Nos enfrentamos a decisiones todos los días, desde lo que desayunamos hasta la elección de una carrera o cómo manejar una relación de pareja.
Flexibilidad cognitiva
Gracias a la flexibilidad cognitiva cambiamos de marcha según lo que necesitemos. Nos permite adaptarnos a nuevas situaciones y modificar la estrategia cuando algo no funciona. No solo eso, también nos da la posibilidad de reconocer y aceptar puntos de vista diferentes a los nuestros y tolerar la diversidad.
Resolución de problemas
Nos referimos a detectar un problema y usar nuestro pensamiento lateral, lógico o creativo para encontrar posibles soluciones. Por ejemplo, si perdimos nuestras llaves de casa, podríamos esforzarnos por recordar dónde las dejamos, considerar formas alternativas de entrar al hogar o encontrar una solución improvisada, como pedir ayuda a un vecino.
Autorregulación emocional
Aunque no son cognitivas en sí, la forma en la que procesamos, interpretamos y respondemos a las emociones involucran procesos cognitivos. Así, la autorregulación emocional incluye habilidades como la conciencia emocional, la tolerancia a la frustración y el control de los impulsos.
¿Cómo intervienen las habilidades cognitivas en las actividades diarias?
Todas estas capacidades trabajan juntas para ayudarnos a funcionar en nuestro día a día. Desde las tareas más simples y cotidianas hasta los problemas más grandes, requerimos de tales habilidades para aprender, interactuar, tomar decisiones y lograr nuestros objetivos.
Sin ellas, sería imposible desenvolvernos en un mundo lleno de desafíos y oportunidades. Nuestro éxito en la vida, ya sea en el trabajo, en los estudios o relaciones personales, depende en gran medida de cuán desarrolladas tengamos dichas facultades.
¡Siempre es posible mejorarlas!
Es importante tener en cuenta que, en algunos casos, factores orgánicos o ambientales limitan la capacidad de mejorar ciertas competencias cognitivas. Sin embargo, en la mayoría de los casos, con las estrategias, los recursos y el apoyo adecuado, es posible impulsar el desarrollo cognitivo.
Podrías realizar acertijos o juegos lógicos para mejorar tu razonamiento y resolución de problemas, introducir cambios en tu rutina para fortalecer tu flexibilidad cognitiva o participar en debates con el fin de mejorar tu oratoria y la capacidad de comunicación. Estas habilidades son como músculos: cuánto más las ejercitas, más fuertes se vuelven.