Los centros tecnológicos son una opción para que los autónomos con negocios innovadores –o tradicionales-– mejoren sus productos y procesos para ser más productivos y crecer de esta forma. Estas instituciones, por ejemplo, realizan acciones como ayudar a una panificadora a dar con la harina más adecuada para lograr determinada esponjosidad en su pan, certificar el cultivo de estevia que está llevando a cabo una pyme extremeña, acompañar en su digitalización a medio centenar de negocios valencianos; o elaborar la trazabilidad alimentaria de una variedad de cabrales para una quesería asturiana… El número y la casuística de pequeños negocios a los que atienden los centros tecnológicos españoles es inabarcable.
Estas organizaciones privadas de investigación, sin ánimo de lucro, disponen de capacidades técnicas de vanguardia, conocimiento, e investigadores experimentados, que ayudan a los negocios a innovar y a mejorar su competitividad. También a acceder a las diferentes ayudas convocadas por las administraciones públicas. Tienen un carácter regional, ya que las competencias de innovación están transferidas a las 17 comunidades autónomas.
En este contexto, la Federación Española de Centros Tecnológicos (Fedit) es una plataforma que aúna y representa los intereses de medio centenar (52) de estos centros, que según explicó a este diario su director, Áureo Díaz-Carrasco, “son los aliados de las pequeñas y medianas empresas en su estrategia competitiva y de internacionalización. Trabajamos por impulsar y fomentar la innovación, el desarrollo tecnológico y la investigación en las pymes y en la sociedad”.
Además, están presentes en una variedad inmensa de sectores: agroalimentación, automoción, biotecnología, calzado, pieles y cuero, cerámica, construcción, electrónica, juguetes, logística, mueble y madera, plástico, química y farmacia, salud y calidad de vida o textil, por nombrar sólo unas pocas. “Somos realmente los principales agentes dinamizadores de la I+D+I aplicada al mundo de la pequeña y mediana empresa, además de un importante aliado en la estrategia competitiva y de internacionalización de las mismas”, señaló Áureo Díaz-Carrasco.
El 90% de las empresas para las que trabajan los centros de Fedit son pymes
Distribuidos por toda la geografía nacional, y con una plantilla cercana a las 9.500 personas, que dan servicio a 26.000 pymes de forma anual, estos 52 centros tecnológicos asociados a Fedit obtuvieron el pasado año unos ingresos por un valor de más de 770 millones de euros: un 56% proveniente de fondos privados y el 44% restante de fondos públicos. “El 90% de las empresas para las que trabajamos son pymes, lo que supone que, de ese 56% del volumen de negocio que llega de las empresas, un 50% está generado por startups y pequeños negocios”.
En este punto es preciso distinguir entre la investigación básica, que llevan a cabo universidades y otros centros públicos, y la investigación aplicada, que efectúan los centros tecnológicos. “Más pegados al terreno que ellos, que llevan a cabo descubrimientos científicos que muchas veces no tienen una aplicación práctica a corto plazo. Por contra, nuestras soluciones tienen un impacto real en el mercado”. De modo que, cuando una pyme apuesta por afinar el rendimiento de un material o de una pieza concreta, esa patente generada tiene una consecuencia económica inmediata. Por eso, el director del Fedit explicó a este diario que sería necesario repensar a qué se dedican los fondos públicos destinados a impulsar la I+D+I.
“Se publica en estos días el nuevo Plan Estatal de Ciencia, Tecnología e Innovación. Qué bueno sería evitar esa dicotomía entre investigación sin más e investigación aplicada, y medir resultados. Ver cuál interesa más al mercado y cuál genera más impacto, y después repartir más equitativamente”. En la primera, la investigación pura y dura, España está entre los primeros 12 países del mundo.
“Pero cuando hablamos de innovación, apenas figuramos entre los 30 primeros del planeta. Ahí están las patentes: las universidades y centros de investigación patentan hasta diez veces más que los centros tecnológicos. Pero nuestros ingresos por esta vía son muy superiores, hasta alcanzar el 48%. ¿Por qué? Porque las suyas apenas se explotan después comercialmente hablando…”.
Innovar en sus procedimientos tiene beneficios inmediatos para los pequeños negocios
En los centros se genera conocimiento tecnológico y se facilita su explotación por parte de pymes ya creadas o startups que surgen como resultado de las soluciones desarrolladas. Como explicaron hace poco a este diario las creadoras de los primeros zapatos del mundo con tacones de tres alturas.
Son una herramienta diseñada para apoyar de forma ágil y eficaz al sector productivo, sobre todo a las pequeñas y medianas empresas, que cuentan con menos recursos para la I+D+I. Entre los servicios que ofrecen al tejido empresarial se encuentran la investigación y el desarrollo tecnológico, el asesoramiento para la innovación, las certificaciones y la difusión tecnológica.
Cuando se le preguntó al máximo responsable de Fedit por cómo se encuentra el impulso innovador de las pymes españolas en la actualidad, señaló que su percepción, teniendo en cuenta lo que ve en el día a día, es buena. “Por supuesto que no estamos a la altura de Alemania o el Reino Unido, países en los que se destina entre un 2,5% y un 3% del producto interior bruto a la I+D+I, por el escaso 1,4% de España, pero ya nos encargamos nosotros de agitar el árbol para que nuestro tejido empresarial, compuesto en un 90% por pequeñas empresas, no se confíe”.
Áureo Díaz-Carrasco se refiere a uno de los puntos fuertes de los centros adheridos a Fedit, que es su orientación al mercado. “La labor proactiva de ponernos en contacto con las pymes para advertirlas de que se están produciendo una serie de novedades tecnológicas en su sector –sea esta la automoción o la alimentación– y que son una tendencia de futuro que es preciso abordar lo antes posible”. En Fedit son conscientes de que los recursos y las fuentes de financiación son más bien escasas, “pero es imprescindible que alguien lleve a cabo esa vigilancia tecnológica que hace que puedan quedar fuera del mercado sin darse cuenta”, continuó el director de Fedit.
Los centros tecnológicos ayudan a las pymes a rebajar el coste de los proyecto mediante la obtención de ayudas públicas
Además, están las ayudas públicas. Y aquí destaca uno de los grandes pilares de la labor que desempeñan los centros tecnológicos en el apoyo a las pymes en sus procesos de I+D+I. “Les ayudamos a desarrollar una idea o a proyecto en nuestros laboratorios, que no saben si tendrá viabilidad en el mercado, pero además ejercemos de buscadores y conseguidores de financiación”. Y es que, según este experto, muchas veces los emprendedores y pequeños empresarios que confían en los centros tecnológicos, no saben a dónde dirigirse o cómo conseguir fondos públicos para sacar adelante su proyecto.
Las principales ventajas que ofrecen los centros tecnológicos a las pymes interesadas en desarrollar proyectos son “la adaptación a los plazos de entrega; el nivel adecuado de requerimientos tecnológicos; el ajuste a la capacidad de inversión de la pyme; y la seguridad de que el lenguaje va a ser el mismo entre el cliente y el centro. Porque, muchas veces, la clave está en entenderse bien desde el principio”. Además de la formación, otro punto importante: “Instruimos al personal de la pyme para que sepa emplear la tecnología desarrollada, y no se produzcan relaciones de dependencia permanentes”, explicó.
Determinar el coste de los servicios ofrecidos por los centros tecnológicos a las pymes, y valorar así hasta qué punto son rentables para estas no es sencillo, al no existir unas tarifas estándar. “Aunque somos entidades sin ánimo de lucro, no podemos distorsionar el mercado y ofrecer esa tecnología por debajo del coste de mercado. Tenemos una doble obligación: por un lado, con el Ministerio de Ciencia e Innovación, y por otro, con nuestras propias cuentas de resultados, que han de estar saneadas. Pero esa orientación que efectuamos para las empresas cliente, de ayudarles a rebajar costes entrando en concursos de ayudas públicas, rebaja enormemente la factura”.
Precisamente, y con el fin de mostrar el valor del papel de los centros tecnológicos, como impulsores de la innovación de las pymes, Fedit va a organizar la segunda edición de MeeTechSpain, del 13 al 14 de junio, en Madrid. Un acontecimiento que va a ser un escaparate de sus capacidades tecnológicas para acercarlas a los pequeños negocios, que contemplan a veces la I+D+I como algo vedado a las grandes empresas.